1Los símbolos en la pintura eran un recurso pictórico para expresar ideas y sentimientos. Los pintores más cultos eran los que mejor utilizaban este recurso, según qué época, eran más utilizados determinados símbolos. En 1630, en Roma era la cuna del arte. Pintores como Velázquez, Poissin y Van Dick estuvieron en ese momento en Roma lo que hace que existieran mayores posibilidades de que los tres tuvieran la misma influencia en la moda de los símbolos. Eso no hace necesario que los tres pintores estuvieran en contacto, para tener las mismas influencias. En el estudio que hizo el centro Bienes Culturales del cuadro que nos ocupa. Nos compara este cuadro hablando de la medalla de la capa, con el retrato de Conde de Arundel, de Van Dich. Si vemos en el retrato de Poissin está el anillo de diamante con corte piramidal, que es el mismo que el cuadro que yo atribuyo a Velázquez, su autorretrato y en este cuadro se juntan los dos símbolos la medalla y el anillo. En el cuadro del retrato del Conde de Arundell, muestra su estatus social y en el de los dos pintores un deseo. En el De Poissin el de ser un humanista y el de Velázquez, el que siempre todos los historiadores han reconocido en él. El deseo que siempre tuvo, ser Caballero de una orden de caballería y la más prestigiosa en esos momentos era la de Santiago. Esto nos llevaría a pensar ¿quien se pintaría a sí mismo o se dejaría pintar, con estos símbolos? Si es sabido que el pintarse con el símbolo de la cruz de Santiago, solo los bien entendidos en el arte (frase que dice Pacheco en el Arte de la Pintura refiriéndose al autorretrato perdido en la actualidad, pintado en su viaje a Italia) lo podían entender. Para la inmensa mayoría sería una usurpación hacerse pasar por noble, una nobleza que en 1.630 Velázquez no tenía y no conseguiría hasta 1660, meses antes de su muerte. El pintarse así podría ser castigado por las órdenes religiosas que eran muy celosas en sus símbolos y que tenían poder para castigar a aquellos que utilizaran a la ligera y sin ser real estos símbolos. De esta manera concluyo que solamente Velázquez, podría pintar este cuadro y se lo dejaría a Pacheco su suegro en Sevilla (lo nombra en su libro en el Arte de la Pintura, diciendo que lo tiene él “para honra del arte y de los bien entendidos” y así este autorretrato estaría alejado de la corte y de todos aquellos, que le rodeaban celosos de las mejoras y favores que el Rey le daba y de los que los cronistas cuentan que le persiguieron hasta su muerte.

2 Este cuadro según el estudio está realizado en Italia, aparece un pigmento que no hay en España en la primera mitad del siglo XVII, el Amarillo de Nápoles. El cuadro está datado por el análisis químico, el craquelado y las ropas del personaje, que son las mismas que la del cuadro de Velázquez Pablo el Calabacillas, (se sabe que los vestidos del Rey eran donados a sus sirvientes, a Velázquez también le donaban estos vestidos)

3El contraposto (postura forzada de pie atrás) es propia de los pintores al retratarse. En las Meninas( también llamado La Familia), igualmente hecha el pie atrás, y en el cuadro de la Familia de Mazo, pintado por Mazo su yerno, se ve a Velázquez al fondo pintando con la misma postura, el pintor de la verdad (Velázquez) se pintaría así mismo, como pintor en un autorretrato. Y posiblemente el equilibrio de la obra ha sido alterado al pintar encima del suelo original enlosetado y por tanto parece algo poco natural.

4 ¿Qué pintor estaría en Roma en esa época con todas las cuestiones antes planteadas, con el deseo de ser caballero de la orden de Santiago. Peinado al estilo de Calderón y Quevedo con el que tiene una gran similitud.

5 Las grandes pérdidas pictóricas y el no tener la misma calidad, hace dudar de su autoría. Pero es sabido que todas las obras del Prado han sido restauradas por manos como Goya, Fortuny y otros pintores de calidad, que seguramente no harían los repintes tan mal afortunados con los que ha sido tratado este cuadro. No obstante para aquellos que quieran comparar, compárenlo con la Casilla de San Ildefonso y con algunos de la primera época que no han gozado de los cuidados de grandes expertos. Por tanto en este aspecto debe ser tratado con mayor indulgencia.

6 El parecido con la pareja de cuadros del Santo Ángel, no se debe dejar pasar tan a la ligera, ya que es muy difícil, encontrar estas casualidades, con más de cuatrocientos años y la historia que ha tenido España. Carl Yusti en 1847 fue el primero en recobrar a este pintor del silencio. Hasta entonces, tan solo Velázquez fue conocido en su época y mucho por las envidias que le tenían. Si no hubiera sido por el coleccionismo de pinturas del Rey Felipe IV que acaparó la mayoría de sus obras y de su suegro que escribe en un capitulo sus glorias y nos narra de una forma muy laureada su vida. Sería para nosotros un desconocido, ya que su vida se acercaba más a la de un funcionario de corte que a la de un pintor.

7 La composición en sus pigmentos, iguales que los de la Túnica de José y los paisajes de Villa Medichis, no hace nada más que acercar este cuadro a 1.630. Ya que los paisajes de Villa Medichis se piensa últimamente que son de su primer viaje a Roma 1.630 ( que es cuando se sabe que hace su autorretrato) y no del segundo viaje, que fue muy posterior.

8 Es una gran casualidad que tenga este cuadro unas grandes ojeras, propias de una persona que ha perdido sangre ( hipótesis contrastada con el Doctor Reberte, forense de gran prestigio), ya que la forma de combatir las fiebres ( terciarias) eran con el sangrado. Y se sabe que Velázquez tuvo en Roma unas terciarias, por las que tuvo que cambiar de residencia (Villa Merdichis), para residir cerca de su anfitrión que le mando cuidar por sus sirvientes. El había elegido Villa Medichis para pintar más libremente y porque había numerosas figuras con las que poder practicar. No muy lejos en el Monte Pincio vivía en ese momento Poissin.

9 Al solicitar su opinión a distintos especialistas. Me ha sido difícil valorar si estaba en lo cierto o no. Unos apoyan, otros piden firmas, papeles ocultos, pistas de procedencia. O lo comparan con copias de originales perdidos. Varios Pintores han valorado que las durezas son impropias de Velázquez, resaltando su forma de pintar con veladuras. Pero estas mismas durezas se ha visto que son repintes mal afortunados. Existen cambios en la capa que hace entender que no es una copia. Quizás si un cuadro que posiblemente no tuvo la posibilidad de grandes arrepentimientos porque el pintor se deshizo de él dándoselo a Pacheco en Sevilla y posiblemente el cuadro fue oculto y sobre toda la capa y la medalla, repintando el cuadro. Por eso es posible que sea por ello el que en su testamento figure “un autorretrato del pintor sin acabar los vestidos”.

Por todo ello brindo esta información y afirmo al igual que Pacheco “ PARA LOS BIEN ENTENDIDOS Y GLORIA DEL ARTE”.