Consideremos entonces el retrato al que nos referimos. Dicho retrato ha llegado a nuestros tiempos bastante deteriorado, pero como todas las cosas magníficas, aunque quedara una décima parte de lo que el cuadro fue (que no es el caso), sería suficiente para considerarlo un hallazgo importante.

Muchos arqueólogos soñarían con encontrar un dedo del gran coloso de Rodas, para mí este “coloso” que se nos presenta ahora, autorretrato de Velázquez a los 30 años, en un momento en que sus facultades y su vida se encontraba lleno de proyectos de futuro, de ilusiones, es decir PLENO y que luego tras numerosas vicisitudes sería nuestro gran coloso de Rodas, pintor del Renacimiento que se encuentra entre los reyes de la pintura.

El cuadro que presentamos es un cuadro del siglo XVII tanto por análisis pigmentarios así como por las ropas del representado, y mide 108 X 187, se ha realizado un primer estudio, y los profesionales que lo han realizado han sacado sus primeras conclusiones, a nuestro parecer deberán ser contrastadas con nuevas hipótesis y estudios que se realicen.

Su procedencia es el conocido anticuario Arenaza que en el año 1976, lo dejó como aval de un préstamo a una financiera. Cuadro que él atribuía a Velázquez y por el que le puso la placa del Pintor. Este cuadro formaba parte de otros muchos entre los que se encontraba las piernas de San Sebastián del Greco (hoy en el Museo del Prado).