Caballero de la Orden de Santiago

Caballero de la Orden de Santiago; Colección Particular


La pose del cuadro de un paso atrás (el contraposto) muestra la actitud de un pintor que reflexiona ante la mirada de un espejo, mostrando satisfecho y orgulloso un pensamiento que podría formularse “estoy en Roma en dónde está la cima de los pintores“. No obstante el personaje presenta unas grandes ojeras, Velázquez el pintor de la verdad pasó unas terciarias por las que estuvo enfermo durante unos meses estando en Roma. Hemos de pensar que la sangría que posiblemente le practicaron para su recuperación, le produjo un semblante parecido al del cuadro con ojeras. Fue un tiempo prospero para él y por eso podría tener algo más de peso que en los otros autorretratos, teniendo en cuenta que en el de las Meninas y en del Museo de Bellas Artes de Valencia tiene aproximadamente 57 años y en el de las Meninas el pintor se muestra idealizado.

El retrato de Valencia nos muestra cómo es posible que llevara una peluca, o se la hubiera pintado, es sabido la costumbre de ponerse peluca en esa época, así como que es muy difícil que a los 57 años Velázquez tuviera mucho pelo, pues la alopecia era muy común.

No podemos pasar por alto el retrato existente de la dama del abanico, da que de pensar la similitud de rasgos con pequeñas variaciones a éste que sería su padre, ya que he de comentar que algunos estudiosos han nombrado este cuadro como la hija de Velázquez, Francisca.

Ni tampoco la pareja de retratos, existentes en el Museo de Bellas Artes de Sevilla y procedentes del Santo Ángel, parroquia desaparecida en la actualidad y que estaba cercana a la residencia de Pacheco, aparentemente estaban en los laterales. Ambos cuadros, pintados por Pacheco, mantienen un paralelismo y si uno según Gertemberg es el autorretrato de Pacheco y su mujer, es fácil adivinar que el otro es Velázquez y Juana su mujer, estos cuadros pertenecían antiguamente a un retablo, y estaban situados en el lugar del banco, formando pareja. Estos cuadros parecen como una manifestación religiosa normalmente se ponían encima del enterramiento de algún ser querido, ¿quizás su hija Ignacia?. Por otro lado son conocidos los trabajos realizados por Velázquez y Pacheco, para la congregación Carmelita.

No podríamos entender esa necesidad de mostrar Pacheco a su yerno, con orgullo, si no leemos su libro “El Arte de la Pintura” publicado antes de su muerte, en dónde ensalza a Velázquez en varios capítulos, así como la nobleza del arte. Es asombros el parecido de la Sibila y un retrato anónimo de una mujer atribuido a Velázquez, que actualmente está en paradero desconocido y se encontraba en el Palacio Real, y este retrato del Santo Angel, pintado por Pacheco, así como puede mostrar un paralelismo de este retrato realizado por Pacheco y a mi parecer el retrato de Velázquez del que estamos hablando, salvando el distinto tipo de forma de retratar, de ambos pintores (Pacheco no es tan buen retratistas como Velázquez).

El suelo oculto, es el suelo que se estaban haciendo las edificaciones importantes en esa época, El palacio Ducal de Venecia,  y nuestra Señora de Salute (construido en 1630) de Venecia, construida en esa época, en la casa del Dogo en Venecia y por su puesto en muchas casas Italianas, que siempre han cuidado mucho el pavimento, muy al contrario que las casas Españolas.